La puesta de sol más bella, la que hasta el día de hoy sigue impresa en mi memoria y mi retina, la observé desde el muelle en Playa de los Muertos de Puerto Vallarta. Si alguien me hubiera dicho que un viaje de trabajo me iba a colocar en ese lugar, ese día y a esa hora, probablemente no lo hubiera creído. Y es que no es un tema sólo de paisaje y deslumbrante anochecer fundido por el sol y el mar en el horizonte. Se trata de algo más profundo, algo que se impregna por los poros de la piel y que sólo lo he percibido ahí, entre Jalisco y el Océano Pacífico.
Cuando formas parte de la comunidad LGBT+, sabes que los destinos turísticos en los que puedes sentirte seguro al 100% no existen, siempre habrá un fragmento de tu mente dedicado a estar alerta, a ser cuidadoso, a revisar las calles por las que puedes transitar sin miedo a mostrarte como eres o de caminar de la mano con quien tú decidas hacerlo. En ese sentido, esta ciudad en la costa mexicana ofrece al turismo, nacional e internacional, espacios en los que la única preocupación existente es saber que en algún momento tendrás que regresar a tu día a día.
Desde tours que te alejan de la costa y te llevan a conocer las diferentes playas vírgenes de la zona o que organizan fiestas a mar abierto, restaurantes con gastronomía internacional y nacional, saunas que abren los 365 días del año, durante las 24 horas del día y la renombrada Zona Romántica, un andador conformado por antros y establecimientos capaces de hacerte vivir las noches más largas y divertidas del viaje.
Puerto Vallarta es, sin lugar a dudas, un destino que en los últimos años se ha colocado como punto de encuentro multicultural de quienes forman parte de la comunidad LGBT+. No es solo una ciudad que sabe que abrirse a la diversidad, entenderla y hacerla parte de su propia cultura es algo inherente a la época en que vivimos y que además, les han permitido florecer y prosperar. También se ha colocado, junto a la Ciudad de México, como ejemplo y punta de lanza nacional en lo que se refiere a políticas de salud pública enfocadas a la diversidad.
Cobijada por Colima, Nayarit y Jalisco, la ciudad es una pequeña joya dentro de los destinos turísticos de México. La época ideal para visitarla es indudablemente entre Primavera y Verano, ya sea que quieras vivir ahí tus vacaciones de Semana Santa, la Marcha del orgullo que dura una semana completa o las vacaciones de verano, donde seguro podrás encontrarte con uno de los mejores viajes de tu vida. Tiene todo tipo de opciones de hospedaje, desde hoteles de reconocimiento internacional, con sus clubes de playa y espacios propios de recreación, hasta hostales mucho más accesibles pero que ofrecen la oportunidad invaluable de convivir y conocer a personas de todos los lugares del planeta.
Quien visita Puerto Vallarta tiene un boleto directo a enamorarse, tal vez de alguien, tal vez de la ciudad misma, tal vez de las tantas historias de amor que suceden entre el sol y la arena o simplemente, como yo, de una puesta de sol que te hará querer regresar cada vez que sea posible.
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